30 Oct de 2020

Controles operativos que se traducen en ventajas competitivas

Usualmente vemos una tendencia reactiva cuando de medir resultados se trata. Al observar que los resultados operativos muestran deficiencias, cuando financieramente se observa tendencia a números rojos, cuando la competencia está abarcando “nuestro” mercado, etc., tendemos a actuar y a buscar los motivos que nos llevaron a dichos resultados. Lastimosamente el tiempo marca la diferencia y nos enfrentamos a problemas más grandes y difíciles de controlar, más aún si la organización no está acostumbrada a accionar de forma dinámica y como resultado se muestran organizaciones que pierden fuerza volcándose a la contracción y extrema cautela.

Ejemplos sencillos a respuestas reactivas:

CAMBIOS EN KPI’s

Análisis fuera de tiempo de indicadores, ya sean aumentos en costos de producción u operación; bajas en la utilidad del ejercicio normalmente son observables hasta el momento que se realicen cierres parciales ó al finalizar el año (momento en el cual ya perdimos valioso tiempo de acción).

Los niveles de satisfacción, producción, cumplimiento de metas, presupuestos, entre otros resultados de valor, nos pueden ayudar a visualizar los pequeños problemas que la estrategia actual puede estar provocando y corregirlos en tiempo real, con el fin de volver la supervisión y los controles efectivos una ventaja competitiva, un distintivo de calidad o un diferenciador capaz de darnos una participación mayor en nuestro mercado.

MIOPÍA EN PROCESOS COTIDIANOS

Actividades como atención y servicios a clientes (facturación, despacho, etc.) suelen evaluarse y modificarse al momento de que se encuentra un problema significativo, no existe una revisión constante, por lo que en la práctica se van acumulado detalle mientras llega el momento “detonante” que nos lleva a la reacción.

Para el análisis en puntos de control, podemos utilizar diferentes herramientas entre las cuales se puede mencionar: El análisis de pareto, curvas de aprendizaje, kpi’s de gestión monitorizados a través de dashboards, metodologías ágiles, manufactura, encuestas, etc.

Estas herramientas pueden ayudarnos a tener una radiografía instantánea de la situación.

Lo correcto es identificar todos aquellos puntos que requieren un control, e incluso proceder con pruebas para “estresar el sistema” para anticipar incidentes que impacten clientes finales.

Tomando en cuenta la tendencia actual, más del 40% de los consumidores (según Nielsen) tiende a evaluar una compra colocando en perspectiva la calidad y precio, y esto lo podremos ver solamente supervisando y corrigiendo la gestión de forma activa.

Mgter. Alfonso Álvarez. Consultor administrativo, Docente área de Operaciones.

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